domingo, 7 de junio de 2009

Winston Churchill (parte 1)

"Cuando se está atravesando un infierno, conviene no detenerse."

Sir Winston Churchill fue un político británico tan popular como criticado. Su voz sacudía los espíritus e insuflaba grandes dosis de energía y valor a los ciudadanos. Su genio polifacético, además de llevarlo a conquistar la inmortalidad en el mundo de la política, lo hizo destacar como historiador, biógrafo, orador, corresponsal de guerra, novelista, aviador, jugador de polo y soldado.

Nació el 30 de noviembre de 1874 en el palacio de Blenheim, por aquel entonces propiedad de su abuelo, séptimo duque de Marlborough. Su padre era lord Randolph Churchill y su madre una joven norteamericana llamada Jennie Jerome.

Como militar, se incorporó al Cuarto de Húsares, regimiento de caballería reputado como uno de los mejores del ejército. Combatió en Cuba, la India y Sudán, y en los campos de batalla aprendió sobre el arte de la guerra todo cuanto no había encontrado en los libros, especialmente cuestiones prácticas de estrategia que más tarde le servirían para hacer frente a los enemigos de Inglaterra.

Trabajando como corresponsal del Morning Post en África del Sur, fue hecho prisionero y trasladado a Pretoria, pero consiguió escapar y regresó a Londres convertido en un héroe popular. Había recorrido en su huida más de cuatrocientos kilómetros, afrontando un sinfín de peligros con extraordinaria sangre fría. No es de extrañar que consiguiese un escaño en las elecciones celebradas con el cambio de siglo y que, recién cumplidos los veintiséis años, pudiese iniciar una fulgurante carrera política.

En el Parlamento, sus discursos y su buen humor pronto se hicieron famosos. Pero su espíritu independiente, reacio a someterse a disciplinas partidarias, le granjeó importantes enemigos en la cámara. Tras ser designado subsecretario de colonias y ministro de comercio en un gobierno liberal, Churchill previó con extraordinaria exactitud los acontecimientos que desencadenaron la Primera Guerra Mundial y el curso que siguió la contienda en su primera etapa. Sus análisis, considerados disparatados por los militares, se convirtieron en realidad y sorprendieron a todos por la clarividencia con que habían sido formulados.
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