sábado, 25 de diciembre de 2010

Tres normas en el entrenamiento


Tres principios que debemos seguir en el entrenamiento son moderación, constancia y reposo. Son tres reglas sencillas, y si nos atenemos a ellas encontraremos que pasar de una vida sedentaria a una vida activa puede resultar muy placentero. Además, será una buena forma de evitar lesiones que puedan desbaratar meses e incluso años de esfuerzo.

Por supuesto, ceñirnos a las tres reglas no nos hará invulnerables al dolor o a las lesiones. Pero estas reglas nos facilitarán la adquisición de una forma física más favorable al supeditar nuestro organismo a un incremento adecuado del esfuerzo.

- Moderación.

Empieza despacio. Aun cuando tengamos un buen grado de capacidad cardiovascular, debemos seguir este consejo.

El sistema cardiovascular es más robusto que el sistema musculoesquelético. Dada una cantidad razonable de esfuerzo, aquel responderá con impaciencia, fortaleciéndose deprisa y proporcionándonos la capacidad para transportar más oxígeno a los músculos. Por contra, los huesos, ligamentos, tendones y músculos no son tan adaptables. En otras palabras, mientras que el corazón y los pulmones pueden estar urgiéndote a seguir, los huesos, ligamentos, músculos y tendones pueden desear que te calmes.

Aunque el cuerpo humano es capaz de soportar una gran cantidad de esfuerzo, para evitar lesiones debemos entrenar de forma moderada y el esfuerzo debe ser aplicado gradualmente.

- Constancia.

Cuanto más tiempo dediquemos a desarrollar la base de una puesta en forma sólida, más segura será ésta. Esto permitirá que podamos tomarnos un respiro de vez en cuando sin echar por tierra todo el plan de trabajo.

La idea de que el entrenamiento nunca acaba puede parecer agobiante al principio. Pero una vez que nuestro cuerpo y nuestra mente empiecen a beneficiarse del ejercicio, estaremos deseando que llegue el momento de entrar en el gimnasio.

- Reposo.

El reposo proporciona al cuerpo tiempo y energía para adaptarse a los cambios. Cuando nuestro organismo se haya adaptado, seremos más fuertes y más capaces. Debemos incorporar tiempo para descansar y recuperarnos, y asegurarnos de espaciar las sesiones de trabajo a lo largo de toda la semana, sin acumularlas en unas pocas jornadas.

Debemos pensar en el descanso del mismo modo que pensamos en las sesiones de entrenamiento: como una actividad física consciente esencial a nuestro programa.

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